Cada vez me cuesta más encontrar las palabras adecuadas para expresarme.
Nunca he tenido ni he querido tener un comportamiento gregario,
pero desde el confinamiento y el posterior distanciamiento social hablo menos con la gente.
Y puede que un día pierda el don de hablar.
De todas formas me he dado cuenta que a la gente no le gusta escuchar, lo que les gusta es hablar, y yo cada vez estoy menos por la labor de oír estupideces.
Y puede que un día pierda el don de escuchar.
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