El redescubrimiento de Francisco González Ledesma ha sido
todo un hallazgo. Tras “Una Novela de Barrio” me han entrado ganas de
profundizar más en este autor, tristemente fallecido el pasado año.
Un veterano policía de Barcelona es destinado a la
vigilancia de una zona costera con agradables playas, mucho sol, arena y con
pocos problemas. Lejos de sentirse afortunado le espanta la idea de tener que
pasar el tiempo que le queda hasta la jubilación en semejante sitio.
Pronto comenzarán a ocurrir algunos casos que le harán
realizar investigaciones por su nuevo distrito y por otros que hace años conoce
muy bien: zonas de bares rancios, tugurios, casas de citas y otros añejos
negocios con gente de mal vivir.
Ahí si vemos un inspector Méndez en su salsa. González Ledesma nos retrata una Barcelona corrupta
(excesivamente) a mi entender, incluso algún capitulo tan oscuro que nos hace
pensar que no existe nadie noble ni si quiera quien más lo aparenta.
Gonzalez Ledesma nos retrata una Barcelona corrupta,
excesivamente a mi entender, incluso algún capitulo tan oscuro que nos hace
pensar que no existe nadie noble ni siquiera quién más lo aparenta.
Menos mal que las ocurrencias y la ironía del inspector Méndez
arrojen algo de chispa para que esta sublime novela negra no lo sea tanto así como el gafe Amores y como no las anécdotas recordadas como esta de la España profunda donde haciendo referencia a la crucifixión una mujer en silla de ruedas manifiesta en plena procesión:
«Lo han coronado de espinas
A la cruz lo llevan presto
¡Si serán hijos de puta!
¿No hay pa cagarse en sus muertos? ».
Una trama bien llevada que por algo recibió el premio Planeta a la novela Negra en 1984.
«Lo han coronado de espinas
A la cruz lo llevan presto
¡Si serán hijos de puta!
¿No hay pa cagarse en sus muertos? ».
Una trama bien llevada que por algo recibió el premio Planeta a la novela Negra en 1984.
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