Segunda parte del Quijote donde se refieren las peripecias
de nuestros más famosos personajes,
Don Quijote más melancólico y preocupado
que nunca, quizás por el encantamiento de Dulcinea o tal
En este volumen hay muchas referencias al Quijote Apócrifo
que apareció en el 1614 firmado por Alonso Fernández de Avellaneda, se ve un
claro pique de Cervantes con Avellaneda.
Ya los dos protagonistas son conocidos por donde quiera que
vayan y la gente quiere ver sus gracias y reírse de ellos por los medios que
sean en infinitas burlas, hasta el punto
de hacer a Sancho gobernador de una ínsula (de interior).
En mi opinión ya podían tener, muchos dirigentes y políticos
actuales la lucidez de la que hace gala el loco de Sancho Panza.
Aunque sea un tópico debo decir que es un libro que hay que
leer y recrearse con cada pasaje, pienso que la etiqueta de Obra Maestra de la
Literatura se entiende más si lo releemos y nos sumergimos en su narrativa.
Pongo un pasaje que me gustó bastante, aunque se puede abrir
por cualquier parte y encontrarse joyas como esta:
Parece ser que cuando estuvo mirando a su enemiga le pareció la más hermosa mujer que había visto en toda su vida, y el niño ceguezuelo a quien suelen llamar de ordinario «Amor» por esas calles no quiso perder la ocasión que se le ofreció de triunfar de una alma lacayuna y ponerla en la lista de sus trofeos; y así, llegándose a él bonitamente sin que nadie le viese, le envasó al pobre lacayo una flecha de dos varas por el lado izquierdo y le pasó el corazón de parte a parte; y púdolo hacer bien al seguro, porque el Amor es invisible y entra y sale por do quiere, sin que nadie le pida cuenta de sus hechos.
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