El último Premio Planeta nos viene al pelo para conmemorar hoy el Día Internacional de la Mujer.
No esperemos grandes gestas de Julia Domna, no ganó batallas espada en mano comandando legiones, ni conquistó imperios pero empujó e impulso que esto se llevara a cabo, vislumbrando caminos que otros quizás no veían tan claros, por eso tiene más merito porque supo manejar sus armas de mujer, su belleza, que la tenía y sobre todo su inteligencia.
Aunque también cabe decir que su orgullo y terquedad podían haber provocado que las cosa no hubiesen salido como salieron.
Movió los hilos saltándose los límites que las mujeres tenían establecidos entonces y que las relegaban a ocuparse de la casa y dejando los cargos en el ejercito y en la política siempre para los hombres.
El pueblo romano estaba demasiado preocupado en intrigas, en guerrear y en defender las fronteras y se habían atascado como cultura en muchos aspectos y es que ya en el antiguo Egipto las mujeres gozaban de mayor margen de igualdad.
Esperemos que no nos pase lo mismo y sigamos esta vía de igualdad que aunque todavía tiene que vencer muchas barreras (en Occidente, en Oriente ni te cuento) si que ha tomado un camino que ya no admite vuelta atrás.
No es tanto una cuestión de genero si no de educación y respeto.
Por no perder el hilo de la novela, aunque es totalmente recomendable, no me ha gustado tanto como otras obras de Santiago Posteguillo, pero es que con las trilogías de Trajano y Escipión dejó el listón muy alto.